Estampas en sepia
Diego Salcedo Salcedo
"Zumbambico"
Para el concurso " Recuerdos de mi Pueblo"
de la Junta Regional de Cultura
del Valle del Cauca
Buga 1985
Buga 1985
El Tenor
El personaje legendario era el Tenor Salcedo, gloria de Buga si las hubo. Me parece oírlo como una noche en la sala de mi casa cantando a dúo con don Saulo Patiño mientras mi abuela los acompañaba al piano.
Travieso, juguetón, bohemio, el pueblo lo adoraba y guarda su memoria con veneración. Alternaba con todos en cantinas o en veladas elegantes sin perder el ascendiente que sobre los demás le daban su arte, su inteligencia, su señorío y su buen humor.
Una tarde, en la puerta de la alcaldía y siendo personero municipal, hizo corrillo con mi papá y don Jasón Guzmán y pude mirarlo en detalle, boquiabierto. De corta estatura, entrecano ya, usaba melena frondosa y levantaba con gracia el perfil aguileño para hacer un comentario divertido.
Cuando nos despedimos, mi papá me dijo:
- Ese señor que estaba con nosotros es el Tenor Salcedo.
De Ernesto se dijeron muchas cosas, entre ciertas y falsas, que fueron conformando la leyenda: que si cantó en la Scala de Milán, que si en el Metropolitan Opera House, que si cantó con Caruso, que si dio desde un palco el Do de pecho en una noche de ópera cuando al tenor que estaba actuando le falló la garganta, que si le ofrecieron contrato para una gira mundial y no quiso irse, que si era capaz de romper copas con la vibración de sus notas más altas, que si interpretaba arias de soprano, vestido de mujer, para ponerle picante a las presentaciones y hacer alarde de su registro amplísimo, que si grabó discos con la Víctor en Nueva York, que si desechó la fama y el dinero por el gusto de vivir en Buga.
Un domingo, a la hora de la misa de once, pusieron la Orquesta Colombia en el Bar Central para animar a los parroquianos, y el Tenor, entusiasmado con la maestría de Barbosa, de Ignacio, de Arnulfo Cobo, se tomó unos aguardientes y cantó Esfinges y Cauca a todo pulmón. Retumbaba la voz aquella por todos los recovecos de la iglesia de Santo Domingo, y nadie pudo oír misa esa mañana.
Pero el mejor retrato de Ernesto lo hizo él mismo y lo publicó en la prensa a manera de aviso:
" Ernesto Salcedo Ospina, exdirector de Obras Públicas, expersonero, extenor y expolítico, avisa al público que está a sus órdenes para todos los trabajos relacionados con construcción y montaje de ruedas hidráulicas".
Ernesto Salcedo Ospina. Fotos Archivo Biblioteca Departamental |
Un domingo, a la hora de la misa de once, pusieron la Orquesta Colombia en el Bar Central para animar a los parroquianos, y el Tenor, entusiasmado con la maestría de Barbosa, de Ignacio, de Arnulfo Cobo, se tomó unos aguardientes y cantó Esfinges y Cauca a todo pulmón. Retumbaba la voz aquella por todos los recovecos de la iglesia de Santo Domingo, y nadie pudo oír misa esa mañana.
Pero el mejor retrato de Ernesto lo hizo él mismo y lo publicó en la prensa a manera de aviso:
" Ernesto Salcedo Ospina, exdirector de Obras Públicas, expersonero, extenor y expolítico, avisa al público que está a sus órdenes para todos los trabajos relacionados con construcción y montaje de ruedas hidráulicas".